Muchos cafés para olvidarte

Ahí estás, condenándote a ti y a todos los que tenemos la contradictoria suerte de conocerte. Naufragas por muchas islas dejando sin vida cada metro cuadrado que decides ocupar con tu presencia, preso de tu coraza y de las pocas ganas que tienes de enseñarle al mundo de qué pasado estás hecho. Te muestras invencible a base de que el resto caigamos a medida que tú avanzas. Te veo romper mis sueños y las hojas saturadas de frases que hablan sobre ti. 

Pareces huracán y eres peor que la guerra. Te tengo dando vueltas en mi cabeza al estilo de una peonza con la que un niño juega hasta caer rendido. Me siento invisible, imperceptible. Mi ritmo cardíaco estalla y provoca que las madrugadas se eternicen cada vez que se trata de ti.

No sé cuántas veces te han querido, ni cuántas veces has sentido que el mejor regalo de alguien serías tú quedándote tres mil segundos más.

Respecto a mí... van a hacer falta muchos cafés para olvidarte. 

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