Inundaba con su risa el vacío

Entonces pasa eso de que los huesos se nos llenan de espíritu navideño y nos creemos que todos los errores que hemos cometido los podrán arreglar un montón de luces cubriendo calles y una estrella en lo alto de un árbol. Que podrá ser cierto que el tiempo cura heridas que, a primera instancia, parecen irreparables, pero que debemos ser un poco consecuentes con la verdad... y la realidad es que nos hemos dejado vencer por nosotros mismos porque hemos dejado que nos importe que otros quisieran rompernos en mil pedazos. 
Ahora supongo que el procedimiento será brindar con champán, echar un par de vistazos a ambos lados y ser consciente de que, en realidad, no tienes un lugar, pero que ahí estás. Y, cómo no, jugaremos a intercambiar sonrisas, diremos que todo está bien porque nos hemos dado cuenta de que el tiempo cada vez pasa más rápido y de que la vida seguirá, empezará un año nuevo y volveremos a prender el fuego... las cosas empezarán a ir mal y la culpa será nuestra por dejar las puertas abiertas al caos. Porque hay cosas que es mejor dejar por el camino. Y hay personas que también. 
Sin embargo, soy tan tóxicamente estúpida que no me importa si apareces abatida después de la guerra y me pides una tregua, un poco de paz en medio del combate. Pero también seré realista y recogeré las ganas de quedarme, las cambiaré por un poco de fuerza de voluntad y saldré por la puerta de atrás, no sin antes decirte que se acabó la calma, que es hora de sacar las armas y que, esta vez, lucharé a favor de mi. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Volver a confiar

Llegaste y rompiste todos mis esquemas

«La navidad deja de ser la misma cuando empiezas a ver ausencias en la mesa.»