Cuando tú no puedas

Estoy cansada de buscar el único y casi imposible camino de llegar a ti, encontrando, siempre, alguna forma de ser contigo sin ser tuya y tú de mi, de esa manera en la que nos vamos sin decir adiós, dejando un final abierto por si algún un día tenemos miedo y decidimos volver a donde siempre nos trataron bien, donde los abrazos son tan convincentes que te quedas cinco minutos más aunque eso suponga perder el bus de vuelta a casa, porque qué mas da perder si estoy contigo, si estamos de alguna manera por fin. Quiero convencerme de que esa sensación no me gusta tanto y de que hay miradas que matan sin ser tú el que esté mirando y siempre apuntando. Es difícil escribir en vano y parar en seco, como quien salta de un avión y ha olvidado el paracaídas, como el que quiere a quemarropa a sabiendas de que lo ha perdido todo y de que no te quedarás un rato más. Ese escalofrío al llegar las dos de la mañana, la incertidumbre que me hace preguntarme si esas buenas noches van a ser las últimas... Ese café que pides cortado y con hielo, representándote en algo tan simple. Esa putada que significa perderte otra vez aún creyendo que ya nos habíamos despedido y que yo ya te había olvidado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario