Barcelona


Hoy, más hoy que nunca antes, soy consciente y consecuente.

Hoy, como no podría ser de otra manera, añoro que estés.
Hoy, como de costumbre, trago saliva y muerdo mi labio inferior.

Mañana, aunque no lo sé con certeza, todo seguirá tan negro como lo está hoy.
Mañana, como hoy, hablar será lo mismo que unir palabras para acabar diciendo nada.
Mañana, cuando cada uno lleve su vida, yo seguiré recordando que formas parte de la mía.

Entonces, cuando tu voz todavía sea costumbre, una lágrima caerá.
Entonces, cuando las estaciones recuperen su estabilidad, todo será aún tan frío como ayer.
Entonces, cuando ya todos los papeles estén firmados, yo seguiré para ti como tú en mí estarás.

Hoy, y de nuevo me remito, soy cómplice del cinismo.
Hoy, presa de la desesperación que supone decirte adiós, te pido que me esperes.
Mañana. No, mañana tal vez no.
Entonces. Entonces sí. Entonces nos vemos.
Te quiero yaya.

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