Clandestinos

Ella perdía el sentido de la cordura cada vez que éste ponía un pie en su camino. Por error tal vez.
En su pecho se acumulaban treinta cosas que decirle, cincuenta impulsos por salir corriendo hasta sus brazos esperando que éstos estuvieran abiertos, dos oportunidades gastadas, tres maneras de decir te quiero. Con la mirada. Un cargo de conciencia increíble por perdonar lo imperdonable y muchos caminos que van a Roma, siendo ninguno el que le devolviera la coherencia.

Repetida historia. El mismo punto de partida, de salida. Decepciones en forma de sonrisas. Intenciones camufladas. Una locura vestida de cordura. Salidas de emergencia taponando la cara más bonita de lo que unos llaman felicidad, eso que ella acostumbra a llamar fracaso.
Esas ganas locas de decirle al vacío que le encanta todo lo que éste conlleva. Esa loca sin remedio que busca sin encontrar el hogar que un día le prometió quedarse siempre. 

'Ya nadie esperará más en casa. Ya no hay casa.'

Su cabeza le gritaba que dejara de ser esa pequeña revolución para su verdadero desastre, que dejara de cometer el error de intentar andar por la superficie del mar en busca de un poco de desenfreno. La encontré, pues, cortando sus alas, diciendo que la coherencia de la que carecía le había pedido que mantuviera sus pies sobre la tierra.
Yo la vi, la vi más confusa que nunca. Un par de lágrimas asomaban el precipicio de sus ojos. Hablaba sola y, aún siendo la persona más escéptica que había conocido, rezaba a cualquiera de los dioses. Yo dudaba entonces porque, honestamente, no sé si proclamaba una revolución en la que la justicia impusiera dolor de vuelta a quiénes se lo había provocado, o, si tal vez, solo estaba pidiendo más dolor, más de ella con su hogar, un sitio donde sentirse ''como en casa,'' un lugar donde recuperar lo que había perdido de sí misma intentando retener a una de esas personas que se van. Para siempre.

1 comentario:

  1. No debes cortarte las alas o estarás queriendo hacer desaparecer una parte de ti. Así eres tú. Y así debes ser.
    El resto, vendrá solo.
    un besoo!

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