Tu reina y tu ruina.

Desconcierto absoluto. Millones de pasos que no llevan a ningún lado. No importa de dónde vengas pero sí a dónde irás y con quién lo harás. He creído ser fuerte y he querido. He querido tanto que, sin duda, duele. Y es así que pasan los años, mientras quiero y olvido, mientras regalo segundas e infinitas oportunidades a quien no las merece. Acostumbrada a echar de menos a todo el que me echaba de más, a dar todo al que me daba de menos y a querer al que no me quería. A pesar del tiempo que ha pasado yo no he aprendido del pícaro, no he sabido decirle que no a según que ojos, he sobrepasado límites que nunca debería haber conocido, me he rendido a un paso de la meta por miedo a no llegar y, lo que más me pesa, he vuelto a confiar creyendo que las cosas irían mejor porque yo era yo y tú, sin más, eras tú. He medido mis palabras con especial dedicación y sí, te he dado la ocasión de cambiar mi particular manera de hablar de gente como tú. Tú, tú y tú, se suponía que esta vez pensaría en mi, pero he vuelto a fallarme porque yo siempre me fallo. Llevo mucho tiempo preguntándome cuál es el error que colma el vaso, qué está mal en mi y por qué, yo, no soy capaz de reparar lo roto, por qué no tuvieron el coraje de decirme adiós y verme caer, así como para echarme de menos. Supongo que nunca fui tan valiente como para pisar fuerte y dejar herida, pero a la vista está que yo sí fui lo suficiente débil como para permitir que me pisaran.

1 comentario:

  1. Siempre me encanta pasarme por tu blog, con las últimas entradas la verdad que me identifico bastante y aparte amo la forma en que las escribes. Te sigo leyendo, un besito desde: http://www.siestadestinadoapasarpasara.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar