'Lo único que queda de él soy yo esperando que vuelva'.

Tres de la mañana. Una canción de Phill Collins ocupa ahora cada rincón de mi habitación. Yo un poco perdida y tú, demasiado lejos. De nuevo la seguridad que me aferra a la estabilidad se esfuma, como de costumbre hacen las personas, fácilmente y sin echarme de menos. Dijiste adiós y te faltó coraje para ver cómo, mi mirada perdida, te pedía que te quedaras. Te diste la vuelta para no tener que enfrentarte ni a mi ni a mis miedos. para no tener que dar más explicación que la evidente, para dejarme caer que no fue suficiente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La vida en calma

Ni siquiera por mí

Construir sin destruir