«A veces perderse es la mejor manera de encontrarse».

Es así como un año después entiendo que hay cosas de mi que no se las puede llevar una sola persona, ya que al fin y al cabo, la que decide quién soy y por qué, soy yo misma. Me he dado cuenta que vale más ser honesta que valiente, que querer significa mucho más que amar y que, sin duda alguna, olvidar no es ni fácil ni la única opción. A veces hay que aguantar que llueva sobre mojado, como aguantamos el dolor antes de superarlo, como vemos antes de mirar y como oímos antes de escuchar. He aprendido que perder es casi tan gratificante como mantener y que ganar no tiene más premio que la gratificación personal. Así como hacernos de querer es un acto egoísta, para así poder querernos más de lo que lo haríamos solos. Finalmente, somos humanos; humanos egoístas lamentándonos por la pérdida de una parte de nosotros mismos; humanos que buscan y encuentran; humanos que pueden y quieren. 

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