«El principio del fin».

Siete y media de la mañana. Un día más, un día menos. Has perdido la cuenta de cuántos sueños adorados por tu conciencia se han esfumado al despertar. Apenas recuerdas cómo hace cuatro años sonreías al levantarte y optimizabas un nuevo día. Poco a poco los días son más negros y las horas pesan más. Sé por qué razón me encantaba abandonar todos aquellos sueños inertes en mi cabeza y también sé por qué, hace ya demasiado tiempo, dejé de tener un motivo y preferí tener sueño a tener sueños. La vida se complica a medida que avanzan las horas y aparto poco a poco la inocencia de mi ser, aún inconsciente porque nunca quise hacerlo. Adopto la postura de que será un día más y, a pesar, de que mis intentos por hacer que todo cambie son en vano, sigo dando de mi lo mejor que puede dar una persona aniquilada por la rutina. No quiero ver lo que mi corazón no quiere sentir, prefiero ser ciega ante la realidad de que una persona confundida es incapaz de elegir algo si el mundo que la rodea se esfuerza por aturdirla un poco más. Me anula la sensación del retroceso, el cómo, al paso de los años, todo el mundo avanza y yo sigo corriendo maratones que no me llevan a alcanzarlos sino a perderles de vista. Y yo, que he luchado antes hasta decir basta, juro que jamás llegué a cumplir ningún objetivo, ni tampoco sobrepasé alguna de mis metas y ésta, sin duda, es la causa de que nada cambie, dejar que la vida pase y verme con ella pasar. 

Comentarios

  1. Comprendo eso de levantarse sin ganas queriendo que pasen las horas más rápido para volver a dormir, porque crees que sólo va a ser un día más, monótono. Pero a veces hay que intentar sacar de ese día algo bueno. Mucho ánimo y un besito desde http://www.siestadestinadoapasarpasara.blogspot.com.es/ :*

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Volver a confiar

Llegaste y rompiste todos mis esquemas

«La navidad deja de ser la misma cuando empiezas a ver ausencias en la mesa.»