«Ahí estaba yo, odiando todo lo que un día me hizo feliz».

El pasado son como mariposas ya muertas, aniquiladas por el dolor, con resquicios de inocencia. Recuerdo muy bien la sensación de estar con los pies en la tierra y la cabeza más allá del infinito cielo azul. Añoro aquellos días en los que la noción del tiempo era imperceptible para el corazón, sólo la noche dictaba el fin y la luz el nuevo día. Qué curiosos fueron los minutos que de efímeros se hicieron horas y las noches cada vez más largas, qué decir de aquellas mañanas y cabe nombrar al insomnio, la agonía.. la oscuridad de aquellos días, la luz invisible de los amaneceres cortos con un mínimo de alegría tan insignificante como una persona en comparación a todo el planeta. El paso de ser todo a nada en cuestión de meses, de días; qué decir de las horas y de los minutos que lo cambiaban todo. La sonrisa permanente dio lugar a una felicidad algo bipolar y aquello se convirtió en carcajadas pasajeras poco propias en todos esos días. La cara de tristeza y la necesidad de pisotear todos los recuerdos, esconderlos o tal vez olvidarlos. La realidad era el choque de la vida en mi contra, pues hay momentos en los que los esquemas se rompen pero aquel día creí que más que los esquemas, la que se estaba rompiendo, era yo.

3 comentarios:

  1. wauuu lindo texto !!!*_*
    me recordo las cicatrices que me dejo mi pasado que aunque no me duelen las marcas quedaron indelebles para no olvidarme jamas de ellas
    saludos <3

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  2. La verdad es que es muy difícil tener recuerdos que nos hacen felices y que realmente son dífiles de olvidar.
    Es muy duro saber que fuiste feliz y ya no lo eres.
    Besos.

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  3. Al leerlo me he visto ami, has sabido expresar con palabras lo que siento, eres genial!

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