«A veces estar loco no es tan malo, a veces ser un loco es una locura».

Me pregunto cuál será el último motivo de aquellos que lloran y por qué cuando ya se han desecho de todas sus lágrimas siguen buscando una carga más para sentirse peor con ellos mismos. Me pregunto por qué aquellos que fracasan no se rinden y por qué aquellos que no se rinden, fracasan. Me pregunto si los que dicen que te olvidaron, te echan de menos y si a los que te echan de menos, los has olvidado ya. Me pregunto por qué los polos opuestos se atraen y por qué razón si somos tan diferentes hemos llegado a odiarnos tanto. Me pregunto si los que ríen lo hacen por algún motivo y por el contrario, me pregunto si los que tienen motivo se ríen. A veces pienso y llego a creer que el mundo en su conjunto es una ironía, el simple hecho de que los malos no son tan malos y los buenos, nunca son buenos. Es devastador que el karma no se aplique a todos por igual y que unos paguemos por el odio del otro, por la cobardía al salir corriendo de lo que ya no te gusta. A veces estar loco no es tan malo, a veces ser un loco es una locura. Vives anclado al pasado pero pides a gritos una nueva vida. Pisoteas a los pequeños, te quejas de no estar arriba. Ahí fuera hay gente que mata por ser tú y tu estás cansado de ser quien eres.

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