«Chica, no dejes que tu estado de ánimo dependa de nadie y menos de un hombre.»

Comprendo que el tiempo arrasa con todo y que quizá si ayer lo éramos todo, mañana puede que no volvamos a ser nunca más. Me molestan excesivamente los extremos, la manera en la que todo cambia en cuestión de segundos como si cada día fuera un pestañeo y de repente quince años de mi vida se hubieran ido al recuerdo sin ser vividos o quizá, sin ser tan disfrutados como deseaba cuando aún contaba con los dedos de una mano los veranos que yo misma tenía. Eras mi norte, mi soporte, y ya no estás, desde que te fuiste no he hecho más que buscarte a lo lejos con la mirada perdida, tan perdida como lo estaba yo. Me cabe el consuelo de que no pude ayudarte más; es verdad que fue suficiente. Aprendí que dar sin pedir nada a cambio mientras todos reciben sin hacer lo más mínimo es el camino ideal si quieres llegar a la pérdida de tu propia consciencia. No me preguntes si te echo de menos, qué mas da eso ahora que me ves y agachas la cabeza como cuando la única relación que teníamos era la de vernos todos los días sin haber cruzado una mísera palabra, evitando la mirada como dos desconocidos que no se quieren conocer, y ahora después de todo rechazas verme y saber todo de mi cuando en su día me estudiaste una mitad y yo conseguí aprender de ti que eras mi dolor y mi cura, que te quería cuando me buscabas y que me volví loca de amor cuando tu único deseo era no volver a verme. Disfrutabas con las lágrimas y yo tonta que te las lloré hasta surcar el río por dónde todo lo vivido hasta entonces descendió hasta dejar el agua tan sucia que del mismo odio que dejaste ir, ese odio que nunca quise darte; volvió para quedarse conmigo. Convivir con ello fue tan difícil que día tras día, aún sintiendo en cada mañana que el mundo quería comerme y jamás podría levantarme con ganas de pisar fuerte, luché, unos días dejándome la piel y otros sin mover un dedo. El resultado de todo eso fue una coraza incapaz de romperse por cualquiera a excepción de ti, que como siempre, viniste buscando guerra y una vez más, fui abatida y te dejé ganar aún sabiendo que en el fondo, dejándote ir, estaba ganando más que nadie y, al mismo tiempo, aprendía la lección más importante de mi vida;

                                'Quién te quiere, te busca. Quién te ama siempre encontrará la manera de permanecer cerca de ti sin excusas y sobretodo, sin hacerte llorar.'

Comentarios

  1. Buenas :) Tu blog es fantástico, es de los pocos de los que leo casi siempre, cada entrada merece la pena leerla.
    Un enorme beso desde http://www.siestadestinadoapasarpasara.blogspot.com.es/ y ¡Sigue escribiendo así! <3

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