Asumo el riesgo de lo que quiera venir.

Absolutamente segura de haber fallado e increíblemente insegura de quién soy. Vuelvo a preguntarme cuales fueron las decisiones claves en mi vida para llegar a ser lo que soy actualmente y es que, si os soy sinceros, conmigo misma tengo una relación amor y odio, una balanza que tan pronto está equilibrada como sube o tal vez, baja. Mi autoestima no es nadie en mi vida, porque nunca me ha servido para nada. Me da rabia perder y ganar tan rápido, y es que, cuando gano, sonrío, pero cuando pierdo me consumo. Me cuesta mucho perder a quienes quiero y aún me cuesta más perder los retos que yo misma me prometí ganar. Fallarle a una misma es todo un desafío, porque creerme, todo el mundo puede perdonarte, pero una misma nunca se perdona. Y sí, fallé mis ideales, me quedé quieta antes de llegar a la meta y, lo peor fue dejar para mañana todo aquello que pude hacer hoy... pues el mañana que yo esperaba fue tarde y el ayer se quedó tan vacío que incluso hoy, después de meses, me duele como el día en que aprendí esto. 

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