Que distancia tan sufrida, que mundo tan separado.

Somos humanos, fallamos y caemos, pero a ciertas personas las caídas nos duelen más, a ciertas personas parece que las caídas no se nos están permitidas y por ello no se nos perdonan. Nos juzgan y nos hacen culpables, nos hacen sentir que todo ha sido fallo nuestro cuando realmente solo tratan de sentirse libres con ellos mismos. Yo no lo he hecho todo bien, lo sé, pero por descontado que tú tampoco, ni nadie. Y por más que diga que lo siento, aunque mis lágrimas estén bañadas del ayer y mi boca susurre más que hable porque no puede juzgar, dice que lo siente y no es perdonada. Nada es violencia, por lo tanto, tampoco son gritos, pero el final de algo muy fuerte puede terminar así, como nunca pensaste que terminaría. Cierto que tampoco sabes si es cierto y será un adiós definitivo o solo convencional, un adiós temporal que dolerá incluso más. Me juzgan porque solo me importe una persona cuando me abandonan por el dolor de otra, eres cruel, eres injusta. Podría haber tirado las armas al suelo y dejarme al descubierto, podría haber corrido y olvidarme, podría haberlo hecho todo, pero hice lo que hice, dejé que el tiempo actuara como pudiera y gané mientras perdía. Llevo meses esperando esto y justo cuando lo consigo llego a casa con las ideas aún menos claras, con los ojos ciegos que no ven y con el cuerpo derrotado, apagado, como yo, un día más a escasas horas de la noche. Otro lugar más que recuerdo en la penumbra de los días y porque parece que cuando se trata de ti me cambia la expresión de la cara.. no sé que tienes, no sé que me das, no entiendo nada, pero ante todo, no puedo entender qué está pasando.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Volver a confiar

Llegaste y rompiste todos mis esquemas

«La navidad deja de ser la misma cuando empiezas a ver ausencias en la mesa.»