No me dejes en este abismo donde no te pueda encontrar.

Ya han pasado dos meses desde que te fuiste, dos meses de duros golpes y amargas lágrimas que han creado su propio río por los surcos de mi cara. Dos horribles meses en que tus labios dejaron de ser el perfecto lugar donde reposar los míos. Hablo de que el dieciocho de enero mi corazón dejó de ser y yo también, hablo de aquel veintiséis de enero en el que pude morir a la noticia del primer acto de rehacer tu vida y mi desvelo e insomnio de domingo. Lunes de ojeras y ganas insatisfechas de tenerte, poseer tu vida como hasta hace poco había sido tan tuya como mía. Esos días cuales quieras han sido despertar y no tenerte, volver a dormir y despertar con la luz del sol chocando contra mi cara, irritando mis pupilas y dándome a entender que aún sería más difícil que ayer. No hay paso más fuerte que el de cada día sin ti, no hay nada que más duela ni nada que vaya a doler tanto como eso. Piensa lo que quieras, vive sin mi o conmigo, pero no creas que ya sonrío como siempre, como nunca, como puedo, como quiero, como sé..porque sin ti hay facetas de mi cara que quedaron marchitas, parte de mi se fue contigo y supongo que mis ganas de vivir las estás viviendo ahora, te las di, como aquel clásico corazón que prometí que estaría siempre contigo. Quiéreme, quiere despertarte y verme suplicando tu felicidad conmigo, quiere ser como cualquiera pero a mi lado, porque te prometo que no habrá nadie igual que tú.

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