Cuál es el punto de vivir.

3 de Enero. Observo, asombrada el paso del tiempo. Apenas he disfrutado unos instantes estas vacaciones que terminarán dentro de pocos días. Mi rutina ha sido y por lo que veo, seguirá siendo la de llorar cada día, por cada mínimo detalle que me duela un poco, porque mi cuerpo no puede más. Esta tirado, me siento rechazada, a veces me siento sola, y sé que no lo estoy. No quiero ser la prioridad de nadie, pero me mata ser la última opción. Estoy caracterizada por el prototipo de persona luchadora, de esas que no se rinde.. y que posiblemente, a este paso, pierda la batalla. No puedo cambiar el mundo, no puedo evitar que las cosas que me afectan dejen de hacerlo, soy débil o me hacen parecerme a alguien con esa cualidad. Ante todo, seguiré intentado buscarle una salida a este temor que vive en mi, seguiré sonriendo cuando encuentre el mínimo motivo y a la larga, me aferraré a quien me hace feliz. Pagaría porque alguien entendiera un solo segundo de mi sufrimiento, porque no está siendo fácil, vivir en una continua pelea con la vida, aprender a ser algo y no alguien y que ya no te tomen ni en serio. Me encuentro tan perdida, que ya ni llorar me hace sentir mejor, pues estoy harta de que mis ilusiones se rompan en pedazos, que parecen de cristal y con ellos me corto. No pretendo llamar la atención de nadie, a su excepción, porque le necesito, ahora más que nunca y la vida me lo está poniendo difícil, me está haciendo las cosas improbables y me está siendo injusta, porque sinceramente, y a pesar de que haya podido fallar mil veces, considero que no merezco esto.