Plantarme bajo tu puerta, con una sonrisa, y con los brazos abiertos. Verte y poder abrazarte, decirte sin palabras que todo estará bien, que saldremos de esta, juntos, porque así es como debe ser. Explicarte que tu sonrisa es la cosa más bonita que he descubierto en el mundo y que la vida no puede continuar sin que siga existiendo. Que eres lo mejor de este mundo, y que no puedo verte triste. Quiero que seas feliz, y que lo seas aunque tenga que dejar mi vida en ello, aunque tenga que dar todo de mi, por ti sabes que lo haré y lo haría, siempre. Decirte una vez más que lo mereces todo, y que te amo. Que eres lo mejor que conozco. El motivo de mi sonrisa. Y que sin ti, no podría.
La vida en calma
Llevo días sin saber quién soy, dónde estoy. Qué hay de esa carrera constante, la ansiedad por respuestas, las alarmas encendidas, los gritos internos, la mente prendida. Llevo días sin querer volver, aunque me costara venir, por el camino me topé con la inevitable, pero gran oportunidad de frenar, pausar, cambiar. De repente la vida en calma, los pasos cortos, ni siquiera enteros, llegar a tiempo, tiempo al tiempo, dejar que las cosas pasen sin forzar que pasen.
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