Goodbye November, but let him stay with me.

Llego a casa y anhelo mi reflejo. En él solo veo rasguños negros del maquillaje que apliqué antes de salir de casa, con todas las ganas del mundo. Rasguños creados por lágrimas que desgarraron mis mejillas lentamente. Decido acabar con ellos, y con el olor a calle, con el frío en los huesos, con la sensación de miedo. Justo cuando pude estar contigo, tuviste que irte. Y no puedo, no puedo verte así. No puedo ver como tu también lloras, ¡no puedo ver que sufres y no poder hacer nada! Pues nadie me enseñó que hacer, si retener o dejar ir, nadie me dijo que en ese momento, mientras te abrazaba ibas a estar mejor. Y si te hablo de mi, estoy orgullosa de que aguantaras conmigo alrededor de 10 minutos, pero me arrepiento de haberte dejado ir. De recordar tus ojos clavados en mi pidiendo que te dejara ir. Y de repente miras la hora y ves que no estás con nadie. Te vas. Y en casa, ella te llama. Y oyes como sin parar llora, cuelga y más tarde ella llama para oír como lloro yo. Sientes que la quieres y deseas gritar a los cuatro vientos un gracias por estar ahí. Cuelgas. Y vuelves a callar. Disimulas para que nadie note que tu cabeza da más vueltas que una noria. Pones tus audífonos y más tarde, decides acabar Noviembre. Empezar Diciembre buscándote, buscando una llamada, uno de tus mensajes, el que me asegurará que estás bien.. y sobre todo, buscando que me abraces y me digas que todo ha pasado, que tú ya estás conmigo.

1 comentario:

  1. No me suelen gustar los relatos de amor, pero tu breve texto... Es la polla. Me ha(s) enamorado.
    Chica, escribes muy bien.
    ¡Te dejo mi blog!
    http://www.azucarycenizas.blogspot.com.es

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