Deja que las personas de tu alrededor te alegren los días malos.

Te pesan los días, te duele la espalda de soportar cargos suficientemente fuertes. Te duele la cabeza de pensar y el alma siente sin dudarlo y a veces intenta esconderse. Los exámenes nos han matado a todos y si algo necesito es un cambio de rutina, un dejar de ver todos los días iguales, exactamente iguales o pensar que pueden ser peores, porque también los hay. No dejen de reír un lunes, ni un martes, ni tampoco un miércoles, porque cuando no hay motivos por los que sonreír tampoco los hay para seguir aquí. La vida se trata en la continua busca de la felicidad, en los momentos intensos, en ese dolor de costillas cuando tu felicidad explota a carcajadas hasta que tu cuerpo está dolorido, dolor por placer, que también existe. Y si ríes, vive, y sobre todo, encárgate de amar y demostrar. Haz los días monótonos en un cambio, consíguelo tú, pues nadie va a luchar por ti tanto como uno mismo puede hacerlo. Anímate, y no dejes de ser feliz, ni un instante, por favor, por mi. 

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