Si crees que hoy desperté con ganas de verte..crees bien!

Son las siete y media, mi despertador suena y me permito unos minutos más. Apenas me levanto de la cama, cojo el móvil y averiguo cuál fue tu última conexión, sucesivamente, te doy los buenos días, para que te sea más leve la mañana. Salgo de casa a toda prisa por llegar y esperarte de forma ansiosa en la puerta del instituto. Llegas y corto cualquier conversación pendiente por ir a donde tú estás. Te beso, sonrío y te abrazo, a partir de entonces supongo que todo empieza a funcionar. Durante el día me dedico a buscarte, a buscar tu mirada y a memorizar tu horario por si vendrás o no vendrás. A las dos y media salgo con la única esperanza de verte allí y que vengas conmigo. Más tarde llego a casa con la pena de haberte dejado en aquella esquina donde me diste un beso y te tuviste que ir. Y me las apaño para poder vivir tranquila hasta el día siguiente que repito la acción. Y entonces llega el sábado, el día más esperado sin duda de toda la semana, para poder esta junto a ti, solamente, que seas tú, que no haya nadie, que nos fundamos el uno con el otro y que nada más importe. Te amo, infinitamente te amo.

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