No llores pequeña. No agaches más la cabeza. Hace tiempo que no veo el brillo de tus ojos, dime princesa, que es lo que te pasa. Quien te hace daño, quien te da y te quita la felicidad. No dejes de arrastrarte cuando te equivoques, pero deja que él también caiga en ti cuando tú lo necesites. Si él te da la felicidad no lo abandones, pero deja que realmente luche por ti de la misma manera que tú lo haces, pero no dejes que el luche solo, que nunca se te olvide cuidarlo como a nadie. Si te quiere, y si aún podemos hablar de que te ame, no tendrá ningún problema en dejarse los problemas a un lado por hacerte reír y sentir que no estás sola. Princesa, puedes tropezar todas las veces que lo necesites, pero si es él, el príncipe que tu esperabas, te dará la mano para que levantes, no tengas duda. No pierdas tu sonrisa, pero si lo haces y lloras sin querer, no lo hagas sola, si te quiere, te quitará de la cara todas esas lágrimas y te devolverá tu risa, porque seguro que él ama que rías y no que tengas motivos por los que dejar de hacerlo. Un beso princesa, y que todo vaya bien. 

Atentamente: Una princesa sin corona. 
Una carta para mi misma.

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