Me despedí de ti y tu olor quedó pegado a mi ropa.

Me ha quedado claro que cuando tu te acercas a mi, dejo de ser la persona borde y malhumorada que mis padres odian, para convertirme en la más tierna y sincera de todas las personas que son felices en este mundo. Me haces tan feliz, que tocar el cielo con la mano entera se queda corto al saber lo que es estar a tu lado. Eres increíble ¿vale? Pueden decir lo que quieran ahí fuera, las personas que quieran, pero no saben lo que es ser yo mirándote a ti. Viendo tus ojos a pocos centímetros de los míos, que todavía son más bonitos cuando les da el sol de frente. Sentir tus caricias por la espalda y saber que si tienes frío te abrazará tan fuerte que creará una barrera que no permita ni un hilo más de todo ese frío. Quizá me he acostumbrado tanto a ti que estar sin verte se me hace inmenso, que estar sin sentirte es una gran carga y un gran problema. Nunca sabes cuánto amas a alguien o hasta que punto puedes llegar hasta que se va por un tiempo y tienes que echarle de menos. Hoy tenerte ahí conmigo ha sido un regalo, pero aún es mejor pensar, que mañana seré feliz de nuevo, porque no te vas a ir, porque por fin, de una vez por todas, te quedas aquí conmigo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario