Te pido un momento que dejes de mirarme. No me mires más pues no quiero que me veas. Me asusta que me veas como yo me veo. Odio mi reflejo, ya no quiero más espejos. Avanzo trepidante, pero tengo miedo. Si voy deprisa, tropiezo de nuevo. Y si caigo, tú sabes que si caigo una vez más, que esta vez no va a ser otro golpe que puedas tu curarme. Ni tú ni nadie. Caerme sería la opción más fácil para ser feliz de una vez por todas, pero esa manera de ser feliz tiene una consecuencia. Y yo no quiero estar enferma. Y es que tan fácil sería darlo todo por ganado, ganar de una vez por todas a esta sensación que me oprime la vida, que me duele. Por ti, una vez más por ti.
La vida en calma
Llevo días sin saber quién soy, dónde estoy. Qué hay de esa carrera constante, la ansiedad por respuestas, las alarmas encendidas, los gritos internos, la mente prendida. Llevo días sin querer volver, aunque me costara venir, por el camino me topé con la inevitable, pero gran oportunidad de frenar, pausar, cambiar. De repente la vida en calma, los pasos cortos, ni siquiera enteros, llegar a tiempo, tiempo al tiempo, dejar que las cosas pasen sin forzar que pasen.
.jpg)
Comentarios
Publicar un comentario