El espejo no ha de engañarme, soy yo.

7:00 am, te levantas, te cruzas con un espejo, en ayunas, te sientes guapa, sonríes y piensas, que si no comieras, estarías siempre así. Llegas a clase y te planteas que viene el verano, que tienes vergüenza, que no puedes salir, tal y como eres. Apenas comes, pero te apresuras a hacerlo cuando no hay nadie delante, pues te hace sentirte incómoda, estás gorda y nadie va a cambiarlo, está en tu mano, has de hacer lo que sea, por ti y cuanto antes. La cabeza te intimida, te domina y luchas contra el hambre. Te pones delante del plato y juegas con la comida, no la quieres, pero no te resistes, y te la comes. Te sientes mal y hay algo claro que puedes hacer, pero no,  eso no, se lo prometí, es por mi bien. Prefiero no comer. Pienso no volver a hacerlo en cantidades extremas, ni medias, solo pequeñas. Doy asco, no quiero que me domine ese odio hacia mi persona, pero lo hace, soy horrible. ¿Por qué?¿Por qué a mi? Cuando vea como soy, como estoy en realidad, él tampoco me querrá.

2 comentarios:

  1. tenes un premio en mi blog! felicidades

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  2. esta entrada me llego :S Pero bueno, la mejor manera para que alguien te quiera, es que primero te quieras vos.

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