«¿La próxima vez que la veas volverás a agachar la cabeza cuál valiente cabrón?»
Estaba segura de que dentro de poco tendría que enfrentarme al mayor de mis miedos de hoy en día y quiero que sepáis que he llorado alguna que otra noche por el temor a fracasar de nuevo. Simplemente sabes que algo está destinado a pasar pero no sabes ni cuándo ni cómo será. Realmente me he entrenado todo el verano para llegar a dónde he llegado hoy, aunque para mi sorpresa he superado las expectativas que había creado y he aumentado la confianza que tenía en mi. Ahí estaba él, cabizbajo como siempre, con la mirada perdida y el alma cobarde que tanto le caracteriza. Y sin mejor intención que la de dar a parecer que estaba bien lo he estado sin más, a pesar del pulso de mi corazón y el temblor de todo mi cuerpo destacando mis piernas y esa forzada sonrisa, todo estaba bien. A pesar del dolor o, qué digo, a pesar de nada, porque sinceramente no he sentido nada; me he mantenido fuerte, cómplice de lo que estaba pasando y actuando de la forma más natural en dicha ocasión. Ha sido un mo