El final de algo sólo es el comienzo de algo mejor.
No me sonrías, no me busques, no me hagas rabiar, no me quieras, no me llames, no me olvides. Recuerda que fuimos fuertes y que eso permanecerá siempre contigo. Comprende que las palabras se me agotan y que, poco a poco, la tristeza se esfuma hasta quedar tan vacía como yo aquel día. Da por hecho que yo me fui y que finalmente, lo hice antes que tú. Alégrate por hacerme llorar y porque todo eso me sirvió para ser invencible. Odia quien eres y ama lo que fuiste. Sigue adelante y deja avanzar a quien no tiene culpa de lo difícil que se te pone la vida cuándo dejo de ser yo la que carga con ella. Aliméntate de otras lágrimas y siente el dolor que te produce mi sonrisa. A veces la vida se complica y se tuerce, a veces sólo queda aceptar que las cosas no son fáciles y que la única opción posible es luchar por cambiarlo todo. Me enorgullece la persona en la que me he convertido y sé, que lo mejor de todo, ha sido salir de esto estando sola. Me has enseñado a no creer en promesas, o al menos, no en las tuyas. Eres esa clase de persona lo suficientemente cobarde como para no atreverse a mirarme a la cara y no me extraña, yo en tu lugar tampoco sería capaz. Mi único propósito es hacerte viajar en el tiempo, no sé con que fin ni con qué principio. Sé que algún día echarás de menos todo lo que yo te di, sé que dentro de años serás capaz de buscar en lo más profundo de tu corazón aunque a mi me sea complicado creer en la existencia de éste, ya que un corazón en buen estado habría sido la mitad de cruel que tú. Me quedo con la experiencia de que hay gente para todo y con el rencor y la advertencia de que no serás el único. Dejas claro que tipo de persona eres y por eso mismo agradecería el fin de tu existencia y el comienzo de mi vida sin deslices, sin ataduras, sin flaquear más y que si ha de ser por alguien, sea por cualquier idiota que no lleve ni tu nombre ni tu amargura.
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