No me hace falta explicación, te sobran las palabras.
Estoy ese sitio de mi cuarto que dejaste tan siniestro la última vez que viniste, recordando y anhelando los momentos como si se tratara de ayer evoco una sensación de odio que no me cabe dentro del cuerpo. Ya da igual, serás feliz, mucho más que yo y mucho más lejos de mi que yo de ti. Hablaste de tantas promesas que a día de hoy solo cumpliste la de haberme amado más que ningún otro, pero me fallaste, incluso ese compuesto de palabras también se quebró por tus malos días y la irá que dejaste que fluyera sobre mi. Aunque no sea la primera vez que te lo digo, de los dos, tu pierdes más que nadie. Habrá alguien que te supere con creces y no necesite atarme a él con un hilo de peleas, habrá alguien que amándome más o quizá menos que tú no pierda la ilusión de verme, de estar conmigo y de echarme de menos. He perdido el tiempo esperando que volvieras porque al verte volver, al creer que te tenía, he conocido una versión de ti mucho más desgarradora que la de antes, la que finalmente dejaste después de hacer de mi vida un mar de lágrimas. No te echo de menos pero he de confesar que tampoco he aprendido a echarte de más. No te quiero conmigo pero me cuesta pensar que a partir de ahora va a ser sin mi. No quiero que vuelvas pero no quiero que avances y todo es porque el tiempo no me deja hacerlo a mi.
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