Sensación de vértigo

Septiembre me pone los pelos de punta después de haber brindado con felicidad 31 días de agosto. Me proclamo libre con Leiva de fondo, me aprendo sus letras y las hago partícipes de esto a sabiendas de que si te vas nunca más podré escuchar su voz. Me nutro de la nostalgia que me provoca despedirme de un mes tan imprevisible y, muerta de miedo, trato de convencerme de que todo seguirá bien cuando llegue la tormenta. Es imposible retroceder porque ningún paso contigo ha sido en falso. 

Es la primera vez que me siento parte de una historia y todavía no me creo que sea para mí. El vértigo forma parte de los días y reside la magia en la incertidumbre, en no saber si querrás volver después de sentirnos a 200 latidos por segundo, después de ver la vida coloreada de atardeceres con el viento refugiándonos en su vuelo y todos esos problemas quedarse en nada, después de hacer de las carreteras un lugar donde poder conocer hasta donde somos capaces de llegar. 

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