Coincidir

En mi defensa, tengo que confesar que soy incapaz de no esperar si mañana vas a venir a rescatarme del naufragio que ha supuesto levantarme hoy sin saber que volveríamos a vernos. Tengo ganas de ti, de conocerte al tiempo que desmonto la terrible estructura de hierro forjado que cargas a la espalda. Tengo ganas de que me llores, de que me mires con la verdad por delante de nosotros y me digas que, aunque tus planes no eran conmigo, este tiempo compartido estuvo bien. Incluso el día en que tengas que tomar otro camino, espero que seas capaz de decirme que, en vez de perder el tiempo, sentías que ganabas 100 segundos por cada minuto y, que esos 40 segundos extra, eran lo que no esperabas de mi, pero que gracias. 

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