Invencibles
La quería de una forma tan cruel que creía estar perdiendo la razón de ser, apenas resistía los golpes y se sentía soldado perdiendo una batalla contra su cuerpo cada vez que ella lo tocaba y deslizaba las manos frías por su cuello con una sonrisa un poco idiota. Bailaban pisándose los pies, rompiéndose las caderas y derrapando entre sus propias curvas. De él, aunque no sabemos mucho, sabemos que cada vez era menos él y más ella, pero ella con su particular manía de intentar controlar todo lo que tenía en su cabeza, en sus manos y en su piel.
El mundo se fragmentaba cada vez que la miraba con cara curiosa, lanzaba un 'te quiero' al aire sin esperar ningún tipo de respuesta y se dejaba arrastrar calle abajo sin llevarse nada más a cambio que un tremendo huracán, varias tormentas, dos naufragios, siete caídas al vacío, un dolor muy fuerte en los huesos, una bocada de aire frío, la sensación de ahogo, el desconcierto, el miedo... el miedo y su risa a carcajadas inundando toda la ciudad bajo un cielo negro, proclamándose el mejor sonido que nunca había escuchado, la nota que a su voz le falta, la pieza que entre tanta búsqueda había acabado encontrando.
El mundo creyó romperse una noche en la que la miraba amenazante y pronunciaba lo guapa que estaba como queriendo decir que las había visto más bonitas, pero no mejores. Cargando en sus espaldas una vida un poco oscura había conseguido romper esquemas, planes, prejuicios, excusas... había conseguido aprender a querer y a ser querido, a dejar su piel a cargo de otras manos que saben cómo tratarla, que conocen qué pieza hay que tocar para que todo empiece a funcionar. Esta es la historia de cómo la persona más valiente del mundo chocó con la más cobarde, la historia de cómo se hicieron un nudo casi imposible de deshacer.
Yo todavía creo recordar aquellas risas, aquel jaleo de felicidad, aquella complicidad disfrazada de confianza. Invencibles.
Invencibles era lo que parecían ser cuando caían rascacielos y muros, cuando andaban entre escombros y ruinas sin más miedo que perderse y no saber dónde encontrarse o, peor aún, no saber dónde buscarse.
Invencibles era lo que parecían ser cuando caían rascacielos y muros, cuando andaban entre escombros y ruinas sin más miedo que perderse y no saber dónde encontrarse o, peor aún, no saber dónde buscarse.
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