Abrígame


A estas alturas del precipicio, a punto de caer rendidos y condenados al olvido, intentamos ser más de la nada en la que nos hemos convertido después de tanta guerra, después de acabar sucios en un terraplén llenos de lágrimas creyendo que de nosotros depende incendiar Roma al estilo de Nerón, dejando escapar suspiros con dirección a París, enterrando cenizas en algún rincón de Italia, hechos polvo, otra vez, entre nuestras propias ruinas. 

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