Segunda parte: «Ella no estará».

Estaba asustado porque mi destino era dejarla ir, teníamos los días contados con fecha de caducidad incluida y yo lo sabía.


¿Iba a esperarla?
Claro que lo haría y ella lo sabría.

Mi vida estaría limitada a una cuenta atrás o futura, infinitos segundos aplastando mi esperanza de volver a verla entrando por esa puerta.

Lo que ella no suponía era que, alguno de esos días, ya no sería ella, sino yo.




Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Volver a confiar

Llegaste y rompiste todos mis esquemas

«La navidad deja de ser la misma cuando empiezas a ver ausencias en la mesa.»