Feliz noche de San Juan.

Queridos, son las 2:36 de la mañana justamente cuando me dispongo a escribir lo que ahora, mi más sentimiento muerto, puede llegar a sentir. Se supone que al pasar las doce, me sitúo en otro día, lo que no indica que la noche haya dejado de ser mágica. Pues todos los que aún mantenemos la fe hemos escrito nuestros deseos en hojas de papel y las hemos quemado en llamaradas de fuego, tan grandes como pequeñas pudieran ser, los hemos dejado consumirse al ritmo de la tradición. He de decir que nunca he creído en que nadie desde ningún lugar entre los límites de la Tierra ni fuera de ellos, pudiera manejarme y hoy, por estúpido que parezca, me encuentro con los ojos cerrados ante un deseo que se ha quemado, ante el ansia porque se haga realidad y choque con todo. Si con mi edad no creo en viejas historias, nunca podré creer en nada, aunque es triste que la única esperanza que mantenga sea la del fuego consumiéndose por el afán a ganar mi lucha, por aspirar a ello de una forma inmediata... después de tanta guerra, después de tanto, después de sacrificar largos días de mi vida, incluso meses.. después de darlo absolutamente todo, de quedar vacía y sin ganas, esta noche, espero que aunque difícil sea, mi deseo se haga realidad.

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