Hay ciertos días que la vida parece tener un rumbo muy fijo, en cambio, otros días nos levantamos con la sensación de no saber, de no poder continuar por miedo, por no tener idea de qué camino hemos de escoger. A veces la vida te da golpes tan fuertes que sin querer la vista se nubla, y esa idea tan obvia se deshace poco a poco hasta ser un vacío cayendo al abismo. A veces simplemente en cada persona humana se produce una tormenta, la de verano, en la que pronto el sol asoma y la de invierno, aquella fría lluvia que se nos pega a la piel con una sensación de dolor inmensa, profunda. Simplemente hay días de inmensa furia o días de viento, tan pronto como un día abres los ojos y ese mismo viento anima a salir sin flaquear, con fuerza. Ya no sabes que camino escoger, pero sabes que hace tiempo volviste por él.
Volver a confiar
Si las miradas hablasen, tú ya sabrías todo lo que nunca te dije por miedo. De haberlo sabido, habrías huido todavía antes. Me estabas queriendo mal, pero yo me estaba queriendo peor. Y creo que no hay peor punto de partida que dar rienda suelta a algo tóxico; lo único que se me viene a la cabeza cuando nos veo a ti y a mí, perdidos en medio de cualquier noche tratando de entendernos sin ningún éxito. Fuiste la ilusión del primer día de algo grande, el escalofrío que te provoca el miedo cuando sabes, aún temblando, que va a merecer la pena perder las maneras y perderte a ti mismo por ver una sonrisa iluminar, por un rato, el vacío inmenso que te acompañaba hacía ya mucho tiempo. Tal vez nunca te invité a conocerme porque no podía explicarte quién había sido, pero tampoco preguntaste. La realidad es que no tenía ganas de presentarme mientras me derrumbabas la coraza y me hacías ser tan valiente como para volver confiar (aunque fuese un error, de nuevo). ...
Comentarios
Publicar un comentario