¿Cuánto es nada?

Te encuentras sola, en un lugar donde nadie te entiende o al menos, donde nadie se esfuerza por hacerlo. Mientras tanto yo sigo aquí, buscando tu consuelo y llorando tus penas que se juntan con las mías. Anoche me dormí pensando en ti, soñé contigo y esta mañana me has despertado tú. Te aproximas a mi, te alejas, te pido y no estás, no quiero que estés y apareces. ¿Qué ironía, verdad? No sé si tienes previsto volver, pero parece que no, por eso he aprendido a aceptarlo aunque no quiera, aunque en el fondo, algo de mi si que espere tu llegada. Dicen que si no eres tú, ya será alguien, pero quién es alguien si puedes ser tú. Nunca estamos preparados para decir adiós, y supongo que nos precipitamos para aceptar llegadas que fueron idas y llantos lejanos que quedaron en el pasado y se repetirán en un futuro. No sé que quieres y me das a entender que ni tú lo sabes, es raro, esta situación me ha hundido y siento que soy débil, mucho más que antes, más de lo que nunca podré ser.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Volver a confiar

“En mi defensa puedo alegar que, aunque te he escrito de todo, jamás te obligué a leerlo.”

Llegaste y rompiste todos mis esquemas