Dime que no me dejarás sola, que estarás ahí.

Pones las manos sobre mi y de nuevo sonrío. Mis ojos se despejan, como si de una tormenta finalizada se tratase. Ha salido el sol, tú estás aquí. No necesito nada más, no pido otra cosa que no seas tú. El tiempo podrá pasar pero yo sé que constantemente serás tú, aquí, allí o un milímetro de distancia. Tendré que acostumbrarme a cómo es mi vida ahora, tendré que retener en mi las ganas correr y gritar a los cuatro vientos quién eres tú. Pero no pasa nada, si no se me permite, callaré, mientras yo sepa lo que para mi es realmente importante, no necesito que lo sepa el resto.

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