Nada que puedas decir, por muy sencillo que parezca, es fácil.

Todos pueden decirte, ''quédate con quien te haga reír y no con quien te haga llorar.'' Y hasta ahí todo bien. Solo que la persona que te hacer reír suele ser importante en tu vida, porque consigue un efecto sobre ti que te hace ser feliz, sí, la risa es un efecto de felicidad. Pero, párate a pensar en la persona que te hace llorar, no merece tus lágrimas, pero si consigue hacerte que llegues a tal extremo en el que la tristeza supere cualquiera de tus sentimientos, deberá ser alguien importante, ¿no? Y entonces es cuando piensas, ¿Elijo a la persona que me hace feliz y me importa?¿O la persona que me hace llorar porque parece ser que me importa el doble?

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Si las miradas hablasen, tú ya sabrías todo lo que nunca te dije por miedo. De haberlo sabido, habrías huido todavía antes. Me estabas queriendo mal, pero yo me estaba queriendo peor. Y creo que no hay peor punto de partida que dar rienda suelta a algo tóxico; lo único que se me viene a la cabeza cuando nos veo a ti y a mí, perdidos en medio de cualquier noche tratando de entendernos sin ningún éxito.  Fuiste la ilusión del primer día de algo grande, el escalofrío que te provoca el miedo cuando sabes, aún temblando, que va a merecer la pena perder las maneras y perderte a ti mismo por ver una sonrisa iluminar, por un rato, el vacío inmenso que te acompañaba hacía ya mucho tiempo.  Tal vez nunca te invité a conocerme porque no podía explicarte quién había sido, pero tampoco preguntaste. La realidad es que no tenía ganas de presentarme mientras me derrumbabas la coraza y me hacías ser tan valiente como para volver confiar (aunque fuese un error, de nuevo).  A pesar de h
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“En mi defensa puedo alegar que, aunque te he escrito de todo, jamás te obligué a leerlo.”

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Llegaste y rompiste todos mis esquemas

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