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He tenido las ganas de rendirme y la sensación de no poder más con mi alma. Pero si digo la verdad, nunca me he rendido, o creo no haberlo echo. Llevo un año luchando sin parar momento alguno, arriesgando mi vida por un sueño, que poco a poco, paso a paso, se cumple. Los cambios apenas se notan día a día, pero en contraste a un año, son realmente increíbles. No se si veis lo que para mi supone esto y la felicidad que me entra al ver que yo sola puedo. Esto me demuestra que realmente soy fuerte. Y si queréis saber algo más es que voy a seguir con mi sueño, porque si he podido con todo esto, puedo con más. Quizá mis propias metas sean lo que me hacen avanzar sin mirar hacia atrás. No sé, no quiero darle más vueltas, estoy feliz, contenta, empiezo a ser lo que siempre he querido.

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