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Mostrando entradas de julio, 2018

Deprisa

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Echo de menos la humildad que le atrapaba cuando estábamos solos, conociéndonos, acariciándonos la vida y dejando que el tiempo pasara deprisa. Y digo deprisa porque era la única velocidad que yo era capaz de concebir cuando se trataba de él. Y es algo precioso y muy triste, porque le dí demasiado de mi tiempo a alguien que no supo qué hacer con él. 

Sí a los que dicen que sí

Toda la vida enseñándome a decir no y yo queriendo decir sí... Sí a las personas correctas en el momento equivocado. Sí al amor imposible. Sí a intentar conquistar el mundo con tu sonrisa, con tus ganas. Sí a la locura, a la risa, a tu boca. Sí a besar nuevas bocas a pesar de que queramos quedarnos siempre con la misma. Sí a no buscar nada y encontrarlo todo. Sí a los amigos que nos dicen 'equivócate'.  Sí a las personas que te impulsan a hacer lo que nunca harías solo. Sí a estar solo, a aprender a estarlo.  Sí a los planes improvisados. Sí a tus ojos pidiéndome perdón (y una tregua). Sí a los trenes que solo pasan una vez. Sí a contar lunares hasta enamorarme de tu espalda. Sí a intentar lo que parece imposible. Sí a las segundas oportunidades (y a las terceras). Sí a ser sincero y a decir 'te echo de menos'. Sí a perdonar a quien te daña (o a quien te dañó). Sí a los que decidieron volver a pesar de que en su día dijeron que no lo

Ella misma

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Porque contigo las batallas perdidas saben a haberlo intentado. Y es por eso que ella te quiere, por ser el único hombre capaz de desordenarle la vida, de hacer tambalear la inestabilidad emocional que ni ella misma puede quebrantar. Eres tú, sin saber por qué, pero sabiendo que todo es gracias a ti y a esa horrible picardía que te caracteriza y  te hace ser quien eres .  Ella sabe que no será la única idiota que siente que su mundo se está rompiendo a pedazos por tu ausencia, por tu presencia hace algún tiempo.  Y, aunque sabe que no merece perderse a sí misma ahora que tú quieres perderla, juega sus cartas y está dispuesta a perder el juego por no perderte a ti.  Es lo suficientemente valiente como para arriesgarlo todo por alguien que no ha demostrado querer quedarse, por alguien que de vez en cuando deja una huella por cada mil cicatrices. Y dueles, seguro que dueles. Pero el coraje que la hace aguantar la guerra también  la hace ser ella misma . 

Más treguas como tú

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Nostalgia de tardes de lluvia, de paseos en coche con los cristales empañados. Nostalgia de sentir, de esperar a sabiendas de que llegará, de volver, siempre volver. Paz entre tus brazos y mucho caos ahí fuera. Muchos intentos derrapando por el borde del precipicio, muchas ganas de romper con el miedo y gritarle a la vida que debería de concederme más treguas como tú.  Me rozas el corazón con la yema de tus dedos y sin tocarme. Un nudo enorme en el pecho, yo naufragando en la calle paralela a tu casa, lanzando dardos, pidiendo auxilio. Me despido y entre líneas se intuye que preferiría que te quedases.  Entonces, abro una botella y brindo porque dicen que todo pasa por algo. Bebo de trago y recuerdo cómo jugaba a ser perfecta. O quizá un poco menos mala. Tú solo tenías que encontrar un motivo por el cual mereciera la pena arriesgarse a perder la batalla. O la cabeza.