Invencibles
La quería de una forma tan cruel que creía estar perdiendo la razón de ser, apenas resistía los golpes y se sentía soldado perdiendo una batalla contra su cuerpo cada vez que ella lo tocaba y deslizaba las manos frías por su cuello con una sonrisa un poco idiota. Bailaban pisándose los pies, rompiéndose las caderas y derrapando entre sus propias curvas. De él, aunque no sabemos mucho, sabemos que cada vez era menos él y más ella, pero ella con su particular manía de intentar controlar todo lo que tenía en su cabeza, en sus manos y en su piel. El mundo se fragmentaba cada vez que la miraba con cara curiosa, lanzaba un 'te quiero' al aire sin esperar ningún tipo de respuesta y se dejaba arrastrar calle abajo sin llevarse nada más a cambio que un tremendo huracán, varias tormentas, dos naufragios, siete caídas al vacío, un dolor muy fuerte en los huesos, una bocada de aire frío, la sensación de ahogo, el desconcierto, el miedo... el miedo y su risa a carcajadas inundando tod