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Mostrando entradas de enero, 2020

Sensación de vértigo

Tus converse azules, la forma de actuar, el que no seas tú, no haberte conocido nunca. La vorágine de sentimientos, querer tenerte, querer perderte, olvidar que te conocí para romperme. Girar la calle de siempre buscando que esté aparcada la matrícula responsable de haberme sentido a salvo. Las caricias enredadas, tu escondite del mundo, creer que fui la única, empezar y acabar siendo nada. Eva Álvarez @aunsintisoyfeliz 

La magia de estar unidas

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Tengo la guantera llena de dolor por este viaje, cien experiencias inolvidables. Duelen los pies por seguir andando, tenemos la garganta húmeda de tanto beber para olvidarlo, los ojos ciegos y la cabeza en busca de un poco de paz. He esperado a cruzar la línea divisoria entre mi hogar y la calle para dejarme quebrar por tanto engaño, repitiéndome una y otra vez:  nunca sabré hasta qué punto pueden decepcionarme.  Esa inseguridad marchita que parece que empieza a florecer. Ser incapaz de confiar en nadie, una barrera inamovible, un montón de lágrimas en forma de coraza, el rechazo acechando, evolucionar hasta dejar de ser. La persona que jamás imaginé también decidiría burlarse de mi contradictoria suerte, dejando al margen los años que compartimos, la magia de estar unidas. 

Ambición, razón y corazón

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¿Qué hacemos con la incertidumbre? Ya tuvimos que elegir entre quedarnos o irnos. La cosa se complica y ahora el enfrentamiento es mucho más personal.  ¿Merece la pena intentarlo? Tal vez, en este caso, la respuesta sea no. Somos humanos, aunque a veces lo dude, y como tal, un poco de paz será parte de nuestro éxito.  ¿Desbordarnos con objetivos, bañarnos en metas inalcanzables y tratar de recordarnos que no se trata de poder, sino de querer? Y qué hay sobre aquello que trataron de inculcarnos: disfruta todo lo que hagas.  La vida es corta, no queramos correr tanto para alcanzarlo todo nada más llegar. La ambición me empuja, la razón me dice que aguarde y, por primera vez, mi corazón me pide que le haga caso. Y yo, que no sé decir que no a nada me pregunto: ¿será que, aunque soy capaz, no quiero?