Lo llamo suerte
No me gusta ver a mis amigas tristes. A mi me gusta cuando nos reímos de nosotras mismas porque somos absurdamente amigas, cuando nos preguntamos qué hacemos juntas siendo tan diferentes y por qué nos va tan bien. Me gusta mucho cuando nos juntamos todas después de meses sin ser capaces de coincidir y nos sobra respirar porque hay demasiadas cosas que contarnos. Me gusta cuando somos cómplices y compartimos cosas que sabemos que el resto del mundo no entendería de ninguna manera. Me gusta cuando el mundo se le cae a alguna y las restantes juntan piezas hasta tener un puzzle completo. Me gusta cuando crecemos juntas, cuando no quieres que nada cambie. Me gusta que cada una lleve su vida y que, entre toda la diferencia, haya un punto común al que siempre volvamos. Me gusta, incluso, cuando hacemos planes que nunca se van a llevar a cabo y soñamos con cosas que tal vez nunca sucedan. Me gusta cuando soy consciente de lo que tengo; me gusta que sean conscientes de cuánto las quiero.