«Cuándo más vacío te sientas es cuando más lleno de recuerdos estarás».
Siento especial interés por saber cuál es la continua broma del tiempo y en qué principios se basa para arrebatarnos la vida de esta manera. Me pregunto cómo puedo recordar el color de los años y cómo, por el contrario, puedo alzar la verdad y testificar a mi favor que el día de hoy no es igual de bueno que ayer aunque no recuerde que tan malo pudo ser. Ni me gusta el sabor de los días ni el olor a viejo de éstos, así como el olor a invierno y la continua incertidumbre. Frío que arde de forma paradójica por los poros de mi piel como algún día ardió todo ese bueno que, efectivamente, se quemó calcinando cenizas y rasguños internos y eternos, precisando que la eternidad se mide con el tiempo de forma totalmente infinita e incalculable, aunque al fin y al cabo sean sólo eso, un cúmulo de minutos atosigados por segundos inolvidables ante el recuerdo humano, una señal de que pasan los años a pesar de los daños.