«La navidad deja de ser la misma cuando empiezas a ver ausencias en la mesa.»
Otra vez diciembre se hace un hueco entre los meses del calendario, trayendo consigo millones de escaparates y centenares de luces de colores, un año más de lamentaciones y recuerdos. No sé de qué sirven tantas costumbres, solo invocan al ser humano a ser quien no es, a vestirse de una felicidad inexistente y decir que todo estará bien. Época de recordar que ya no estamos y que por injusto que parezca es opcional y no obligatorio, pues para el día en que la realidad nos obligue a mantenernos a kilómetros o quizá a millones de años luz no podremos juntarnos, ni perdonarnos, ni siquiera cambiar lo que ya no tendremos. No hay motivo de fiesta y aún así celebro que lo que tengo es único, que soy afortunada por vivir dónde vivo y con quién vivo, pero no voy a engañaros, no voy a idealizar esta época del año como pura magia entre las calles del olvido, creo que todo ello forma parte del subconsciente, si quieres creer, puedes lograrlo, pero depende de ti y yo no suelo creer en nada, es m